miércoles, 19 de marzo de 2014

Necesidad: parte VII (final)

Volver a sentir sus labios fue algo mágico que despertó todo su apetito por ella, el que llevaba meses conteniendo. Y entre besos intentó saciar toda aquella necesidad acumulada a lo largo de interminables meses en los que se había tenido que contentar con tan poco de ella.

Por su parte Helena se dejaba arrastrar por él. Era la primera vez que Rafael se mostraba tan desesperado por ella y estaba tan atento a sus necesidades... Rafael estaba anteponiéndola a todo lo demás. Quería que se sintiese bien, completa a su lado. Y era la primera vez que hacía eso por ella.
 

La veces anteriores Rafael había sido un gran amante, preocupado por sus necesidades y porque ella disfrutase del momento tanto como él. Pero eso sólo había sido en el plano físico, porque no podía darle más. Y en aquella ocasión se sentía distinto a todo lo anterior.
 

Podía sentir sus manos deslizarse por su piel, recorriéndola con delicadeza y pasión. Y se sintió suya por primera vez, porque él realmente quería eso, quería hacerla suya y de nadie más. Y al mirarle sintió que finalmente todo estaba bien. Y por primera vez pudo decirle lo que sentía sin miedo a que le rechazase, a que no aceptase esos sentimientos completamente.
 

- Te amo.
 

Y Rafael atesoró esas palabras porque por primera vez, Helena se sintió libre al decirlas. Entre besos sus miradas se encontraron y de alguna manera vio que Helena aún no se sentía completa, que aún necesitaba algo más de él para entregarse completamente. Y Rafael sabía exactamente qué quería escuchar.
 

Sólo quería una respuesta a su amor, saber que era correspondida. Quería saberse correspondida.
 

No, él no la amaba. Y jamás lo haría como ella anhelaba, pero por ella haría cualquier cosa, hasta mentir. Helena necesitaba escucharle decir que la amaba, lo necesitaba desesperadamente porque era lo que llevaba soñando escuchar desde que se hicieron amigos. Y Rafael se lo iba a decir porque ella se lo merecía todo y porque él necesitaba que lo creyese para que le siguiese amando sin reparos.
 

Rafael necesitaba su amor tan desesperadamente como ella necesitaba sentirse correspondida. Y entendía lo importante que era sentirse lleno y libre de miedo y desesperación.
 

Por eso, entre besos, Rafael la miró fijamente y dijo por primera vez la mentira que les mantendría atados para siempre.
 

- Te amo.
 

A aquella primera vez, le siguieron mil más, porque él no la amaba, jamás lo haría. Pero la necesitaba, la necesitaba más de lo que la gente podría comprender. Pero así estaba bien para Rafael mientras ella estuviese a su lado. Y Helena jamás tendría que enterarse de la verdad. Había estado esperando ese momento años, y no iba a abrir los ojos a otra realidad que no fuese que él la amaba con locura.
 

Helena no vio la mentira en sus ojos, o no quiso verla porque era mejor creer que todo aquello era real y que él la amaba a la dura realidad.
 

- Te amo –repitió la mentira.
 

Así todo estaba bien para ambos, los dos tenía lo que querían, o creían tenerlo, y la vida funcionaba así para ellos.
 

Se tenían el uno al otro y eso era suficiente.
 

Aunque no hubiese un amor real entre ellos, era suficiente, porque Helena no quería verlo y porque Rafael prefería saciar su necesidad de ella.

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