martes, 11 de marzo de 2014

Necesidad: parte V

Cuando vio a Eva en su puerta, Helena supo que algo iba mal. No se llevaban mal, de hecho a Helena le caía muy bien Eva, y estaba segura de que no le desagradaba a la novia de su amigo pese a la historia que arrastraban. Pero algo le decía que algo no iba bien, y que todo iba a empeorar en el momento en el que abriese la puerta.

Pero lo hizo, porque eso era lo que debía hacer. Y al hacerlo, Eva no le dio tiempo a saludarla cuando empezó a hablar y a darle golpecitos con los dedos en el pecho, culpándola de todo.

- Ha sido por ti, todo ha sido por ti.

Helena se vio obligada a retroceder para intentar huir de aquellos golpecitos.

- Me ha dejado por ti… me ha dicho que si tenía que elegir, se quedaría siempre contigo.

Las palabras de Eva tomaron forma en su cabeza y se dio cuenta de lo que había pasado. Rafael la había dejado por ella. Algo dentro de sí misma no pudo evitar sentirse feliz por escuchar sus palabras. ¿Acaso Rafael la amaba?

Entonces se dio cuenta de algo más, Rafael había elegido… ¿Acaso Eva le había dado un ultimátum?

- ¿Le obligaste a elegir? –preguntó cogiéndola de las muñecas para que dejase de golpearla, por más suaves que fuesen sus golpes eran tremendamente molestos e injustos.

Eva le miró indignada.

- Ni siquiera te consideraba una amenaza –le contestó con cierta crueldad-. Él te había dejado por mí, y hasta el momento no había mostrado mayor interés por ti que el de ser su amiga del alma que había accedido a acostarse con él.

Helena sintió que aquello pretendía hacerle daño, pero no sintió tal dolor al escuchar la verdad.

- ¿Acaso no le hiciste elegir tú? –replicó Eva zafándose de su agarre.

- Como si alguna vez hubiese pensado que tenía alguna oportunidad. Me dejó por ti y, como bien has dicho, jamás mostró por mí un verdadero interés. Siempre he sido su amiga del instituto.

Pero Eva no se sintió conforme con aquella respuesta. Helena debía de haber hecho algo, porque entonces no entendía qué había pasado con Rafael. El por qué de aquel cambio tan repentino.

Entonces se fijó en Helena, no sonreía, ni su rostro mostraba ningún gesto de alegría, pero al observar sus ojos vio un brillo de felicidad que era incapaz de esconder. No había maldad en ella, sólo una cantidad de ilusión que le resultaba difícil contener y que le demostró a Eva que Helena no había hecho nada por volverlo a tener de vuelta. Era una felicidad genuina que le aplacó.

Rafael había elegido, sin necesidad de hacerlo. Había sido capaz de hacer por Helena, lo que no estuvo dispuesto en su momento por ella. Había decidido sin necesidad de que nadie le presionase. Y aquello le resultó tan injusto… tan cruel…

Ella no había hecho nada mal, estaba segura de que había sido una buena novia, como había estado segura del amor de Rafael por ella. ¿Por qué la dejaba entonces? ¿Por qué no la amaba lo suficiente como para estar con ella? ¿Por qué volvía a los brazos de Helena?

Al mirar a Helena, sus ojos negros, tan brillantes e ilusionados, intentando esconder todo lo que sentían para poder fijarse en ella y decir algunas palabras de consuelo que Eva no quería escuchar, supo que no podía culparla de nada.

Había sido ella misma quien lo había propiciado todo, la que había hablado y había intentado entrar en el mundo de Rafael para tomar lo que Helena siempre había querido. Rafael no había tenido oportunidad se saborear una vida en la que Helena no estuviese a su lado en todo momento y cuando lo había hecho no había sido suficiente, por mucho que le doliese admitirlo.

Eva respiró hondo y cuando se quiso dar cuenta, su enfado había desaparecido y sólo quedaba un horrible sentimiento de vacío. Pudo sentir los brazos de Helena a su alrededor y las lágrimas caer por sus mejillas.
Su historia había acabado.

La próxima vez que viese a Rafael sería para darse un adiós definitivo y hablar lo de ser amigos. Pero Eva no era tan fuerte como Helena, no podría verlos a ambos y hacer cómo que todo estaba bien cuando era mentira. Ella no era tan fuerte como Helena. No quería serlo.

Y entre los brazos de Helena, Eva pudo entender un poco mejor por qué Rafael la elegía por encima suya.

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