viernes, 18 de abril de 2014

Gabriel García Márquez

“El oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica. La facilidad con que yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede compararse con el trabajo que me cuesta ahora escribir una página”.
Yo no vine a decir un discurso


Anoche me enteré del fallecimiento de Gabriel García Márquez y me sentí realmente apenada por su pérdida y lo que significa para el mundo de la literatura. Y hoy, conforme he visto imágenes suyas, escuchado entrevistas y fragmentos de su obra, me he sentido aún más triste, porque he sido completamente consciente del vacío que deja. Su forma de escribir era simplemente genial, con un vocabulario rico que me ha teletransportado a diferente lugares y situaciones.


“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”
Cien Años de Soledad

Con él aprendí que lo importante de una historia no es sólo el final, sino disfrutar de todo el proceso que arrastra a los personajes a ese desenlace. Caminé por las calles de un pueblo inexistente, y conocí a todos los vecinos de dicho lugar. Me enamoré del amor. Sufrí las miserias de personajes ficticios, pero que mi corazón sentía como reales…

“Lo único que me duele de morir es que no sea de amor”

El Amor en los Tiempos del Cólera
 

A través de sus hermosas palabras tuve la oportunidad de vivir experiencias que de otra forma me habría sido imposible.

"Siento que la conozco menos cuanto más la conozco"

Del amor y otros demonios

Con estas torpes palabras sólo quiero dar mi adiós a uno de los mejores escritores que han pasado por el mundo y que nos ha regalado el tesoro que suponen sus escritos.

“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla” 

Vivir para contarla


sábado, 12 de abril de 2014

Marcas

Es la marca de tu vergüenza, de tu deshonra. Es aquello que te recuerda quien eres y lo que has sido.

Es una marca que jamás se borrará. Te acompañará hasta tu muerte y perdurará hasta que tu piel se pudra. Siempre estará ahí para hacerte ver lo miserable que fuiste y la agonía de lo que sentiste.

Y no importa cuántas veces la laves, ni cuanto te afanes por borrarla. Ella siempre estará ahí. Constante y perpetua. Invisible para el resto, horriblemente visible para ti.

No necesita más, sólo existir. Y siempre lo hará.

Y no puedes culpar a nadie ni nada, porque eso te lo hiciste tú. Solamente tú.

Tú buscaste aquella salida que ahora es como una entrada al dolor.

Y duele.

Duele…

Es un dolor punzante que se clava en el pecho y no te deja respirar.

Y mientras te ahogas, esa vergonzosa marca se te vuelve a antojar como una salida. Porque eso es lo que es sin serlo realmente.

Y Caes.

Caes una y otra vez. Porque el dolor desaparece y durante un instante puedes respirar.
Mañana dejará una marca. Una marca que será la muestra de tu debilidad. Una marca que te avergonzará de por vida.

Pero durante un segundo olvidas el dolor. Y eso es suficiente para caer una y otra vez. Porque durante un segundo no habrá sufrimiento ni tormento, no habrá agonía ni pesar. No habrá nada.
Y necesitas ese instante sin importar el mañana, porque si no lo haces, quizás no haya mañana para avergonzarte.




viernes, 4 de abril de 2014

Sustitutos


Es la pasión,
la piel ardiente,
los besos hambrientos,
es el anhelo entremezclado con el apetito,
por ti,
por mí.

Es el desenfreno de un instante.
La locura por tu ser.

Tus manos aferrándose a mis caderas,
mis piernas rodeando tu cintura.
Un rastro de saliva por mi vientre,
mis dientes marcados en tu piel.
Palabras ahogadas entre gemidos,
suspiros que esconden frases sin sentido.

Dos locos en una cama.
Dos amantes sin futuro.
Tú y yo,

amantes sin conocernos.

Besos que saben a alcohol,
el amor en una mirada.
Súplicas que se tornan en caricias
mentiras encadenadas,
y, entre besos, el olvido.

Me haces tuya,

te poseo.
Grito tu nombre equivocado,

mientras, tú me evocas un pasado inexistente.

No existe el nosotros más allá de esta noche,
sólo el olvido;
el alcohol será la excusa.
Pero en este instante de pasión, de dolor,
sólo somos tú y yo,
tu amor prohibido,
mi amor exánime.