miércoles, 27 de agosto de 2014

Peace

Y entonces caigo, me dejo caer en tus brazos pese a que juré no volver a hacerlo. Pero… ¿qué puedo hacer si sólo en ellos encuentro la paz que mi corazón necesita?

Sólo tú me das paz amada mía, sólo en tus brazos me siento amado, sólo tus labios pueden murmurar las palabras que ansío escuchar, sólo en tus ojos veo que el reflejo de mi alma no es tan horrendo como el mundo me quiere hacer creer.


Sólo tú me das la paz que necesito para vivir.


Es por esa paz que me dejo caer una y otra vez, sin pensar que al día siguiente deba abandonarte porque lo nuestro no debe ser, porque lo nuestro es pecado, el más abominable pecado…


Y a veces me pregunto qué hicimos mal, en qué momento nuestros pasos se salieron del camino marcado y caímos en este agujero ponzoñoso al que llamamos amor y del que no somos capaces de salir.


En ocasiones, cuando me hallo perdido en el verde de tus ojos me pregunto qué podríamos hacer, dónde se encuentra la salida de este mal del que somos incapaces de escapar.


¿Acaso sólo nos queda la muerte?


Y al hacerme esa pregunta huyo de todas esas dudas que me corroen y vuelvo a ti, la vida es demasiado hermosa a tu lado como para dejarla ir sólo porque nuestro amor sea pecado mortal.


¿Qué puedo decirte amor mío?


¿Qué he de decirte si prefiero agonizar a tu lado, que morir en paz hallando la salida a este amor que tanto daño nos hace?


Soy demasiado egoísta como para dejarte libre, soy demasiado cobarde como para enfrentarme al dolor de estar lejos de ti.







lunes, 25 de agosto de 2014

Marcas

Dibujo realizado por: Nieves Morales Martínez

Es la marca de tu vergüenza, de tu deshonra. Es aquello que te recuerda quien eres y lo que has sido.

Es una marca que jamás se borrará. Te acompañará hasta tu muerte y perdurará hasta que tu piel se pudra. Siempre estará ahí para hacerte ver lo miserable que fuiste y la agonía de lo que sentiste.

Y no importa cuántas veces la laves, ni cuanto te afanes por borrarla. Ella siempre estará ahí. Constante y perpetua. Invisible para el resto, horriblemente visible para ti.

No necesita más, sólo existir. Y siempre lo hará.

Y no puedes culpar a nadie ni nada, porque eso te lo hiciste tú. Solamente tú.

Tú buscaste aquella salida que ahora es como una entrada al dolor.

Y duele.

Duele…

Es un dolor punzante que se clava en el pecho y no te deja respirar.

Y mientras te ahogas, esa vergonzosa marca se te vuelve a antojar como una salida. Porque eso es lo que es sin serlo realmente.

Y Caes.

Caes una y otra vez. Porque el dolor desaparece y durante un instante puedes respirar.
Mañana dejará una marca. Una marca que será la muestra de tu debilidad. Una marca que te avergonzará de por vida.

Pero durante un segundo olvidas el dolor. Y eso es suficiente para caer una y otra vez. Porque durante un segundo no habrá sufrimiento ni tormento, no habrá agonía ni pesar. No habrá nada.
Y necesitas ese instante sin importar el mañana, porque si no lo haces, quizás no haya mañana para avergonzarte.




Notas: la ilustración la ha hecho una gran amiga mía que es, como puede observarse, toda una artista. Muchas gracias por todo, es preciosa.