No fue culpa tuya. Y no importa que la parte racional de
tu cerebro te lo grite una y otra vez. El subconsciente es más poderoso y,
aunque no lo sepas, es al final el que está ganando la batalla contra esa idea
que no paras de repetirte una y otra vez entre lamentos ahogados. No fue culpa
tuya…
Y sin embargo…, lo fue.