jueves, 16 de octubre de 2014

Anoche

Reír era sencillo,
te dices con vehemencia.
Curvas tus labios con lentitud,
pero esa mueca de dolor
dista mucho de ser una sonrisa.

Reír era fácil,
te repites con convicción.
Vuelve a ti ese chiste que tanto te gusta,
pero ese sonido que escapa de entre tus labios
es más un lamento que una risa.

Llorar era impensable,
recuerdas con un deje de desesperación.
La vida era perfecta,
pero en ese instante todo lo que ves son ruinas,
y se te hace inevitable el llanto.

Anoche todo parecía más brillante.
Observas la botella vacía.
Y, entre lágrimas, te das cuenta
de que la vida es más dulce
cuando la ahogas en alcohol.