lunes, 17 de febrero de 2014

Luz



Apenas queda luz ya. Poco a poco el día muere, y con él una parte de mí también se va. La soledad ya no se hace tan insoportable, no como el primer día en el que me abandonaste. Después de tanto tiempo ya no me pregunto si volverás, sé que no lo harás. Me has dejado atrás, me has dejado aquí, en este agujero hondo y oscuro que poco a poco absorbe parte de mi alma.

Ya no tengo esperanzas de salir con vida de aquí. Casi he dejado de comer y, si me molesto en beber, es por evitarme más dolor del que ya siento al saberme aquí solo. A veces recuerdo tus palabras, tus promesas ahora vacías y sin sentido, y me pregunto por qué me haces esto.

Cuando creo escuchar tus pasos ya no grito ni lloro, he aceptado que sólo me queda esperar a la muerte, la única dama que vendrá por mí y me recogerá en sus pálidos brazos. Sólo puedo pensar aquí, sólo puedo seguir preguntándome por qué me haces esto.

Alzo mis ojos una última vez en este día para ver a la luz morir una vez más. Y en la oscuridad me pregunto si esta noche al dormir, cerraré los ojos para siempre. Ya estoy débil, moribundo y deseoso de acabar con todo. En las noches todo se vuelve más desolador pues no hay nada que mis ojos puedan encontrar, y es entonces cuando más enloquezco y busco algo con lo que poder acabar con mi vida. Pero eres cruel, y ni tan siquiera eso me permites. Y tengo que esperar a que el cansancio se haga presa de mí y mis ojos se cierren de nuevo para poder dejar de pensar y sentir durante unas horas.

Sin embargo, hoy algo es distinto. Aún hay un rastro de luz cuando mis ojos comienzan a cerrarse. Las pocas fuerzas que me quedan, me abandonan y mi respiración se vuelve aún más lenta y pesada.

Junto con el último rayo de sol abandono el lugar. Lo dejo todo atrás sin preguntarme si hubo alguna vez la manera de escapar de ti. Y todo lo que encuentro es paz tras tantos días de soledad y dolor.

Finalmente encuentro la paz que me has negado por tanto tiempo cuando mi último hálito de vida se escapa de entre mis labios y, con él, el último rayo de sol del día.

2 comentarios:

  1. Es oscuro y bello. Me trae recuerdos de una yo que a ratos aflora. Son buenos recuerdos pese a la inquietud del texto.
    A veces la clave es escapar de uno mismo para ver el camino con perspectiva.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta. Y me gusta lo bien que encaja el texto con la imagen.

    ResponderEliminar