domingo, 27 de octubre de 2013

Diosa de la belleza



¡Oh, hermosa Diosa de la belleza!

¿Se dignarán algún día tus ojos a mirar a este simple mortal que admira tu eterna belleza?

¿Seré digno de tal honor?

Cientos de súplicas se agolpan en mi mente mientras mis manos se pasean por la fría piedra en la que intento atrapar una ínfima parte de tu belleza. Sólo quiero una mirada, a mí, a mi obra, da igual... quiero que tus hermosos ojos se fijen en algo mío. Porque eres la más hermosa de las criaturas que existen en el universo y es por ti que mis manos tallan arduamente este trozo de mármol.

Largos cabellos dorados y sedosos posees, aterciopelada es tu piel y nívea como la nieve. Manos delicadas y finas con las que puedes otorgar las más deseosas caricias. Jugosos son tus labios, capaces de componer las más vivas sonrisas. Tus ojos son grandes y almendrados, del color de la miel. Toda tú eres hermosa y especial a los ojos de cualquier mortal, o inmortal...

Diosa de la belleza y el amor, sé condescendiente conmigo y tan sólo mira mi obra y sonríe complacida. No pido más que eso, bendice mi escultura con tu presencia, no pido más.

¿Qué más podría necesitar yo, un humilde escultor?

Sólo una mirada de mi eterna e imperecedera musa.


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